Se acerco y sin mediar palabra, le ofreció la mano para bailar. Tomo su talle seguro, dejándose Andrea llevar, conducir, domar por el ritmo . Su elegancia y su talento, fueron evidentes, de pasa seguro y certero, acorde a la música, varonil como ninguno, con la seguridad de tener control...
Andrea sintió lo que nunca antes había sentido, el volar en dos pies y con cada paso, la excitación fue tal, que en cada fibra de su cuerpo se estremeció, ante el estimulo del roce su piel se erizo.
Se sintió humedad y caliente, nunca antes, experimento esto... ni con el mejor de los amantes , sentir el clímax con solo un rozar y sin estar en lecho.
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