Aquella imagen tatuada en su pensamiento , no dejándolo concentrar, su mente se invadía de visones casi fantásticas… Aquellos labios carnosos y pálidos, se le interponían como una visión maldita o bendita. Una provocación constante.
Iniciaba la tarde, cuando recibió la llamada de Manel aumentando aun más su dilema .
-Si señor, lo haré. Está bien, pierda cuidado-.
Su cuerpo se torno caliente, la pasión quemaba. El supo activar y poner en marchas sus sentidos, ella respondía a cada uno de los estímulos. No requirió excitación para estar con el, que mejor juguete que un cuerpo caliente, adecuadamente trabajado, unos labios carnosos, una mirada clara y sincera.

No hay comentarios:
Publicar un comentario