Por momentos
luchaba con su depresión y desanimo, con
esas ganas de
botarlo todo, pero su ego y orgullo
herido eran su motor, sabía que
no podía ser débil, de
esto dependía esta guerra que era su vida.
La rabia era evidente y la impotencia de él, fue cuando empezó a
temer por su seguridad, física,
mental de todo tipo. Podía sentir su rabia y la impotencia, era mucha que hasta llego a considerarlo capaz de terminar lo que había
empezado.
Este juego de amor...
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