CAPITULO
III – DE PRINCIPITO EGOLATRA A GIGOLO
CONSUMADO
" Desconfía
de quien te aconseja desconfiar "
Su piel suave y tersa era la mejor invitación a continuar,
el más infraganti juego de
amor y lujuria…un roce una mirada era
todo.
Y lo miro coquetamente, con sus ojos verdes sus pestañas
se inclinaron …diciéndome ven a mi.
No lo resistió, algo en su interior lo impulso a
tomar vuelo y llegar a su lado.
Se coloco al frente del piano , con una
copa de Ron Negro, transformando el
piano en el cuerpo de una mujer.. La melodía
broto.
Encendió un cigarrillo, lo fumo afuera
en la entrada del bar y disfrutando una a
una cada bocarada que llegaba a sus pulmones
trajinados por el humo del mismo.
Mientras la melodía sonaba en aquel piano,
transportándolo aquellas románticas calles Francesas
y a la alocada pibita europea de
aquel verano -Anaïs Roig-.
La sensualidad no estaba en sus formas, en su
innata rebeldía, en aquella sensibilidad social que lo hacia
ir contra todo y todos.
Al entrar aquel café parisino , clavo sus
ojos en aquel verde esmeralda de su mirada
perdida , ella en la barra de aquel Bar
fumando quizás un buen porro en un cigarrillo armado
con filtro y con boquilla.
Sus ojos eran claros, su fina delgadez le
imprimían un aire elegante sensual. Su
cabello corto en desorden ondulado y claro. No era
un prototipo de belleza, más si una mezcla de
inteligencia y libertad.
Su francés bien pronunciado, y aquella franca antipatía
con toques feministas que lograron desarmarlo
el primer día. Era su costumbre
entrar a un lugar y ser observado, fomentando así
su narcisismo y prepotencia casi enfermiza.
Esta mujer lo ignoro, y en su propia cara se
burlo, se acerco a una morena que
tenia a su lado y sin ninguna mesura
ni recato de ningún tipo.. La beso, con tal
sensualidad, que los allí presentes sin importar su
genero.. Despertaron sus más bajas pasiones.
No pudo con esta mujer desde el principio,
no se media ni limitaba en nada, tan autentica
como pura a la vez.
Se acerco a la mesa donde lo esperaba Eric
Su amigo de toda la vida, tras un par de
birras los dos entraron en calor... Y retaron para
colocar a prueba a este par de mujeres tan
sensuales..
Se acercaron y en tono coqueto ofrecieron una
copa de Martini, invitándolos a la mesa ... Luego de
una hora de música y risas Eric desapareció con la
morena.
Mientras que esta prohibida tentación le era negada
..Se convertía así en una presa deseable de
todo buen cazador.
Tenia una guardilla en unas de las tantas Rúe
de ..... del Paris central, lo invito a pasar
y cual no seria su sorpresa cuando aquella
enigmática mujer se acerco al piano de
cola, y empezó a interpreta su arte.. Una artista
de alma y corazón, una interprete magnifica, que
lo encantaba con sus melodías, con una voz angelical
ocasionalmente lo acompañaba.
Que sensualidad la de esta dama, la Belleza
artística emanaba...Una artista...La creadora de
la mejor melodía de amor que conoció
su cuerpo....
Esta fue la mujer que conquisto sus sentidos y con la que se fundió de tal forma como nunca logro hacerlo...
Sus encuentros amorosos, se repetían constantemente sin ningún Tabú o mediación. Hasta quedar convencido que era la mujer de su vida y de sus sueños...Más nunca preguntó si él era la expectativa de ella. Trato de atraparla en medio de un matrimonio romántico y soñado por cualquier mujer "Marciana" al menos..
Aquella hermosa morena se convirtió en la madrina de matrimonio, algo muy normal para el Roll de la mejor amiga..
Todo seria perfecto...Si antes sus ojos aquella tarde, una escena algo más erótica que la de aquel Bar, se repitiera en cualquier lugar..
Intentar por todos los medios de sostener un
matrimonio, màs por Ego y virilidad que por
amor ya perdido...
Enseñado a mantener el control, y las riendas de un
convenio..
Lo perdida del mismo, y sus
ansias por mantener una relación en
picada...
Muchas de ellas, basadas en el dolor atando
un corazón que ya simplemente volaba..
Lo llevaron
a recurrir a una serie de Prácticas, en el fin
último de entender y recalcar su hombría,
en últimas fue la perdida definitiva de
este gran amor de su vida.
Cuentan que había una vez un rey muy apuesto que estaba buscando esposa. Por su palacio pasaron todas las mujeres más hermosas del reino y de otros más lejanos; muchas le ofrecían además de su belleza y encantos, muchas riquezas, pero ninguna lo satisfacía tanto como para convertirse en su reina.
Cierto día, llegó una mendiga al palacio de este rey y con mucha lucha consiguió una audiencia.
"No tengo nada material que ofrecerte, solo puedo darte el gran amor que siento por tí" le dijo al rey: " Sí me permites puedo hacer algo para demostrarte ese amor".
Esto despertó la curiosidad del rey, quién le pidió que dijera que era eso que podía hacer.
" Pasaré 100 días en tu balcón, sin comer ni beber nada, expuesta a la lluvia, al sereno, al sol y al frío de la noche. Si puedo soportar estos 100 días, entonces me convertirás en tu esposa".
Dicho esto, la mujer comenzó su sacrificio.
Empezaron a pasar los días y la mujer valientemente soportaba las peores tempestades. Muchas veces sentía que desfallecía del hambre y el frío, pero la alentaba imaginarse finalmente al lado de su gran amor.
De vez en cuando el rey asomaba la cara desde la comodidad de su habitación, para verla y le hacia señas de aliento con el pulgar. Así fue pasando el tiempo, 20 días, 50 días, la gente del reino estaba feliz pues pensaban: ¡Por fin tendremos reina!...90 días.. y el rey continuaba asomando su cabeza de vez en cuando para ver los progresos de la mujer. "Esta mujer es increible" pensaba para sí mismo, y volvía a darle aliento con señas.
La pobre mujer estaba muy desmejorada; había enflaquecido mucho y contraído enfermedades. Entonces sucedió. A las 11 de la noche del día 100, la valiente mujer se rindió, y decidió retirarse de aquel palacio. Dio una triste mirada al sorprendido rey, y sin decir una palabra se marchó.
¡La gente estaba conmocionada! Nadie podia entender porque aquella valiente mujer se había rendido faltando solo una hora para ver sus sueños convertidos en realidad. Había soportado tanto!
Al llegar a su casa, su padre se había enterado ya de lo sucedido. Le pregunto: ¿Porqué te rendiste a solo instantes de ser la reina?
Y ante su asombro, ella respondió: Estuve 99 días y 23 horas en su balcón, soportando todo tipo de calamidades y no fue capaz de liberarme de ese sacrificio. Me veía padecer y solo me alentaba a continuar, sin mostrar siquiera un poco de piedad ante mi sufrimiento. Esperé todo este tiempo un atisbo de bondad y consideración que nunca llegaron. Entonces entendí: una persona tan egoísta, desconsiderada y ciega, que solo piensa en sí misma, no merece mi amor!
MORALEJA: Cuando ames a alguien y sientas que para mantener a esa persona a tu lado tienes que sufrir, sacrificar tu esencia y hasta rogar...aunque te duela, retírate. Y no tanto porque las cosas se tornen difíciles, sino porque quien no te haga sentir valorado, quien no sea capaz de dar lo mismo que tú, quien no puede establecer el mismo compromiso, la misma entrega...simplemente NO TE MERECE.
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