Cuando pensó que
ya estaba sobre
el bien y el mal, la música empezó
a sonar , cada
nota describía una
emoción , cada tonada
una historia en
su alma , hasta
ese momento completamente
en blanco. Algo
comparable con su placer
de leer, o de
notar algunas líneas
la inundo.
Su piel se erizo,
uno a uno los recuerdos
fueron invadiendo su mente y
su cuerpo, atravesando
aquellas barreras
infranqueables que había
creada, una emoción tan
única, solo se podía
condensar en las dos
gotas que rodaron
por su mejilla, y
que nunca ni siquiera
el dolor o la frustración
habían podido derretir
de aquella alma
de hierro., que
nunca considero entre
sus saberes sentimientos tan
banales, interesados y crueles
como lo era … El amor.
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