Ella es mujer si, MUJER, por sobre todas las cosas.Que todos creen conocer. Pero nadie ni lo más cercanos, la conocen en verdad.Es dura como el metal, maleable ante el fuego sagrado,de un caballero, que a su corazón sepa llegar.Algunos dicen que es oro con brillo propio, que todos pretenden lucir.Más no se equivoquen; ella no se ve así...Se sabe débil, fácil de lastimar. Por eso viste de caballero,con lanza y espada, ellas son el escudo de protección.Aunque debajo de es armadura, asoma la dama débil.Requiere besos y abrazos, que de niña no tuvo.Sólo le enseñaron a defender, el escudo familiar.Para ello debería ser, fuerte e inteligente guerrera y estratega,para la batallas ganar ....SD
La princesa, en realidad era
una valiente guerrera , orgullosa como ninguna, una potranca de
buena casta y raza, con la fortaleza de una leona y
la valentía de una guerrera indígena de su tierra...
Después de que han cortado contigo, podría parecer imposible recuperar tu vida de antes y volver a tener el control de tus emociones. Pero si usas las tácticas correctas, antes de que te des cuenta, volverás a ser esa chica alegre, segura de sí misma e independiente de la que se enamoró tu ex. La confianza de expresarte, resistirte al impulso de ponerte en contacto con él y sonreír siempre hará que esté tocando tu puerta antes de que lo cante un gallo.
Pasos
1 Piensa en lo que has aprendido de la relación y empieza a usarlo a diario. Quizá tu relación no haya funcionado, pero quizá aprendiste mejores habilidades para escuchar, a ser menos posesiva o a fijar límites personales.
2 No reprimas tus sentimientos. Esto no quiere decir que tengas que ponerte en contacto con tu ex o hacer público todo el dolor por el que pasas. Tómate el tiempo para escribir en tu diario, ir a caminar o a tomar un café con un amigo cercano para hablar de la relación y de cómo te sientes.
3 Escribe una lista de siete cualidades que tengas y pégala en algún lugar donde la leas todos los días. Recuerda que muchos terminan y empiezan a salir por diversos motivos. Muchas veces, la ruptura no es un reflejo de tu personalidad, sino los problemas del otro. Trata de no culparte ni pensar que ya no tienes nada que ofrecerle al mundo.
4 No te consigas un novio de rebote. Hacerlo podría hacerte sentir mejor temporalmente, pero incluso después de meses de la nueva relación, cuando todo esté dicho y hecho, todavía tendrás sentimientos inconclusos sobre tu ex. Tómate el tiempo para sanar, válete por ti misma. No hay nada más atractivo que una persona segura de sí misma e independiente.
5 Resístete al impulso de ponerte en contacto con tu ex. Tu cerebro estará buscando cualquier manera posible de ponerse en contacto con él o saber lo que hace. ¡Resístete cueste lo que cueste! Al ponerte en contacto con él, estarás sujeta a su manipulación emocional y le mostrarás que todavía estás obsesionada por la ruptura. Si es una relación destinada a existir y él te dejó, se pondrá en contacto contigo.
http://albertosardinas.com/site/para-pensar/como-hacer-que-tu-ex-novio-se-arrepienta-de-haber-terminado-contigo/
ELOGIO A LA MUJER BRAVA POR HÉCTOR ABAD
“No más usted me avisa y yo le abro las piernas”
Estas nuevas mujeres, si
uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro,
son las mejores parejas.
A los hombres machistas,
que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las
mujeres de carácter áspero, duro, decidido.
Tenemos palabras denigrantes para
designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas,
marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles
pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos
detentado sin cuestionamientos.
A esos machistas incorregibles que somos,
machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente
esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.
La hembra con la que
soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias
(todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa,
siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no
discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra
la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos
bobadas.
Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer
buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este
ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una
especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los
noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te
mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera
disposición, en apariencia como si nos dijeran “no más usted me avisa y yo le
abro las piernas”, siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de
líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que
requieren más tiempo y se quedan a medias).
A los machistas jóvenes y
viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que
no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas
perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas
exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan
si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas
plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles
subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben
más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más
difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.
Pero estas nuevas
mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que
llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas,
pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de
nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de
comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de
nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos
soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores
que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos
daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una
relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan
tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la
noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar.
Al principio nos
dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas
madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas
santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.
Envejecen, como nosotros,
y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros
y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de
euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en
la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una
estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices,
ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas
sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni
sabemos qué hacer con todo eso.
Los
varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de
mirar a las muchachitas perfectas.. Los ojos se nos van tras ellas, tras las
curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos
impulsa, como autómatas.
Pero si logramos usar también esa herencia reciente,
el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más
humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas
mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más
desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las
únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está
basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos
de tristeza. Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo
que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.
http://www.bubok.es/libros/237561/LAS-ROSAS-DE--LOS--PIRINEOS--NI-UN--PELO--DE--TONTAS
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